miércoles, 29 de enero de 2020

Mirando a las estrellas


Cuando abres una botella de gente a la que admiras, todo es muy diferente, “cambia, todo cambia…” como canta la Rosarillo. No voy a hablar de ilusión desmedida esta vez, pues se trata probablemente de lo menos complejo que elaboran Sara Pérez y René Barbier, pero aunque pueda parecer curioso, en ocasiones esta emoción ha sido inmensa y traducida al probar en ponérme la  piel de gallina jeeeee, qué friki, qué expresión…

Luego están las expectativas, que siempre intento evitar en todos los aspectos de la vida, pero que a veces surgen y si se crean, siempre son mayores en estos casos. Y lo curioso es que generalmente, cuando en destacadas ocasiones aparecen, en su mayoría se cumplen y es por eso por lo que admiro, volviendo al principio. Qué rollo….

Dido "la universal" (2017)… es que hasta el nombre me alucina, como entre místico y astronómico. De cómo hacer algo tan rico, fresco y equilibrado en viticultura ecológica, con levaduras no seleccionadas y con posterior crianza en ánforas de arcilla y depósitos de hormigón, es decir de la forma más natural, es para quitarse el sombrero este que me acaban de regalar. Y dejándonos de peloteo que ni me va… tiene una carga frutal de escándalo, que adivina el objetivo de preservar el origen, la uva; garnacha, cabernet y syrah en este caso. Pero no solo ese, sino el de embotellar la zona, con su clima, su paisaje y especialmente sus suelos, lo que llamamos terroir, y eso es Monsant, un terroir especial.

Este Dido es un soplo de aire fresco, de expresividad, una muestra de atrevimiento, un registro de disciplina, una nube cargada de coherencia que deja en su rastro una personalidad dulce a la vez que seria, muy sutil, que cautiva, inspira y permanece en el tiempo.

Y sabe a vino!! Jajaja :)




jueves, 16 de enero de 2020

Cómo salirse del guión

Rioja show festival!! Rioja new wave!! Esto es horizonte de exopto 2017. Donde la elegancia y la finura son todo uno. Donde todo está bien hecho, en su justa medida, donde el paso por barrica es justo y preciso desmarcándose de ese estilo instaurado y tan arraigado del Rioja clásico. Donde la intensidad y la persistencia es la adecuada, sin excesos. Donde se aprecian las virtudes de la tempranillo, estandarte en la zona. Donde todo fluye te encante o detestes lo de fluir. Donde la frescura no se esconde en la opacidad. Donde todo es tan correcto como sencillo y donde la versatilidad es la guinda del pastel.

Por eso marida con lo que te propongas, sin alardes ni minucias, acompañando al bocadillo de albóndigas, sííí!... pleasures to me que siempre he defendido sin saber qué ocurre para no ofrecerlo en carta, es muy napolitano (alegato).
Lo veo cenando en serio y desenfadado, para tapa en barra de gastrobar, wine and tal... o en cualquier tasca de barrio. Para carne fresca o arriesgando al pescaíto y siempre siempre siempre… para compartirlo en tiempo con quien te aporta, máxima en la vida.

Hoy me dijeron que la belleza no solo es admirable, si no que cautiva e inspira, que trasladado es este exopto, donde el horizonte es tan cercano que no se intuye, se acaricia. 



viernes, 10 de enero de 2020

Replay

De vueltas con Remelluri, recuerdos de una cita especial... y aquí un tío de probar!!, pero si en la vida das con lo que merece la pena, porqué no seguir y continuar? Por qué no repetir? Come on!!

Este Lindes de Remelluri viñedos de Labastida 2015 es un 93 Parker a once y pico creo recordar, chollazo! Me parece acojonante y para la compra muy atrayente..."Por qué será? Por qué seráaaa...?"

Te cautiva en nariz, sin grandes alardes, pero con sutiles matices. En boca es... sedoso! Ni la acidez tan marcada del estilo actual, ni el envuelto de roble de otros, ni la potencia de años atrás, ni ese perfil tan goloso de algunas zonas y variedades. Es que es fino filipino!! como el creador, la cabeza pensante Telmo Rodriguez. Echadle un ojo al tipo...

Este se bebe sólo, para darse al vicio o dormir mejor, con tu chica/o o tu invitada/o, para seducir y... dejarse atar...., para despejar dudas y encontrarse, para ser uno mismo, para relajarse y pensar en nada, para vivir el momento, cerrar un buen día o uno malo, una semana, una etapa...Para disfrutar... y también para cenar algo jeeee :)

Cuando un vino te invita a continuar como sin darte cuenta, entonces está todo claro. Como la vida misma.



sábado, 4 de enero de 2020

On fire


20:34 h, sábado víspera de reyes y Garnacha de fuego 2018 escuchando Sex on fire de Kings of Leon… saltan chispas y quedan ascuas. Casualidades esto del fuego que tanto apetece estos días. Coincidencia que en mi tiempo free, siempre me acompaña spotify y lo escucho todo, desde – hasta, pasando por el "indiespensables” con letras como estas con traducción que en otras generaciones supongo escandaliza, no se que dice del coche…
Aunque igual no es tan casual esto, pues mi religión me dicta un vino para preparar cena y para en eso siempre he sido muy creyente.

Y esta Garnacha de fuego qué es?

A ver… primero una forma de tomarte algo bien por menos de cinco, una buena elección para el que nos pierde en el sentido pasional esto del viniker y tenemos un consumo anual más alto que la media por habitante al año del país que más, curiosly el Vaticano. Sólo por eso, sólo, que viva el clero!

En el otro extremo una opción para el ranci en catalá, que ya esa cifra le parece un lujo y que esto ya es para una ocasión especial, con todo mi cariño poniendo ojitos.

Y lo mejor es que este fuego te hace bajar un punto la calefacción, que la luz sí está por las nubes. Menudo panorama…

“Vino honesto que trata de plasmar la personalidad de la Garnacha original aragonesa” he leído y así es, sin más, concreto, conciso y certero.

Y es que parte del potencial de esta tierra está en la garnacha, esta de Calatayud y para mantenerla y crecer solo hay que creerla y confiar, como en todo, y dejar de vez en cuando uno de cinco en ella.