miércoles, 22 de abril de 2020

De salto y coces

Cabriola 2016... curioso nombre... No es fácil asociar un vino a una figurita de equitación... Tal vez no suene genial, pero bueno, también hay mucho Braulio por ahí suelto y tampoco se quejan...
Y es que lo que esconde la botella se merece lo mejor! Al lío!! 

El color ya es intenso, de capa altísima, que da lo mismo..., pero te incita a hincarle el diente más que a beberlo. A contracorriente de las modas actuales, fiel al Borja style, fiel a la tipicidad de Borsao. Aplauso a la personalidad.

Esperando la bestia en nariz, resulta más fina de lo imaginado, sin dejar de ser impactante vuelve a cambiar expectativas, inevitables a veces.

Tiene una boca llena alegrías, carnosa y ligera a la vez, con una fruta madura potente, ensamblada en especias y vainillas que golpea con gesto, seco y preciso, sin darte cuenta, muy al estilo de las artes marciales
Como dice una de Leiva "queremos lo que envenena", así que vuelves a coger la copa sabiendo que te la llevas de nuevo y quedarás retratado con cara de bobo, pero siempre con una sonrisa de gloria.

Un vinazo domesticadísimo, con tanino (así llamaría a mi perro... ) dulce y pulido, con potencial que no se sabe hasta dónde llegará. Espero que a esa añorada y deseada barbacoa, en la que brasa se avive al fuego de amistad y desborden las risas.

Una botella de “urgencia” como bien relata Almudena Bree en su “Quizás sea mañana”.


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