Y es que lo que esconde la botella se merece lo mejor! Al lío!!
El color ya es intenso, de capa
altísima, que da lo mismo..., pero te incita a hincarle el diente más que a
beberlo. A contracorriente de las modas actuales, fiel al Borja style, fiel a
la tipicidad de Borsao. Aplauso a la personalidad.
Esperando
la bestia en nariz, resulta más fina de lo imaginado, sin dejar de ser
impactante vuelve a cambiar expectativas, inevitables a veces.
Tiene
una boca llena alegrías, carnosa y ligera a la vez, con una fruta madura potente,
ensamblada en especias y vainillas que golpea con gesto, seco y preciso, sin
darte cuenta, muy al estilo de las artes marciales
Como dice una de Leiva
"queremos lo que envenena", así que vuelves a coger la copa sabiendo
que te la llevas de nuevo y quedarás retratado con cara de bobo, pero siempre con una sonrisa de gloria.
Un
vinazo domesticadísimo, con tanino (así llamaría a mi perro... ) dulce y
pulido, con potencial que no se sabe hasta dónde llegará. Espero que a esa añorada y deseada barbacoa, en la que brasa se avive al
fuego de amistad y desborden las risas.
Una botella de “urgencia” como
bien relata Almudena Bree en su “Quizás sea mañana”.
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